martes, 19 de febrero de 2013

La bella dama


En el claro del bosque, bajo un calor reconfortante, se encontraba la dulce pareja admirando el paisaje. Recostados entre las flores y contemplándose mutuamente. El apuesto joven susurraba palabras al oído de su hermosa dama mientras acariciaba sus risos. El momento era mágico y los dos sabían que no había nada en el mundo que pudiera superar ese instante, su amor era tan grande que no necesitaban de nada más. El era todo lo que ella quería y ella era todo lo que él había soñado. Las aves cantaban y armonizaban el encuentro. El amante se acerco más a su bella dama y empezó a besarla con ternura. Sujeto su cabello con más fuerza y empezó a besarla con pasión. Casi sin aliento la bella dama respondió al beso con la misma pasión.
 La respiración de ambos se volvió cada vez más agitada, y poco a poco se fueron despojando de sus ropas. Empezaron a rodar por la suave grama mientras con cada instante que pasaba dejaban de ser dos personas y se convertían en uno solo. El canto de su amor retumbo por todo el bosque y el amante se volvió más violento. Al comienzo la dama estaba extasiada, pero después de un tiempo, empezó a sentir dolor. El amante ya no mostraba una cara dulce, ya no reflejaban ternura sus ojos. El cielo se empezó a nublar y la lluvia arremetió contra sus caras. La bella dama temblaba y le pedía a su amante con suplicas que se alejara. Con más violencia el amante la inmovilizo e hizo caso omiso a sus palabras. El frio era tan fuerte que a la bella dama le dolían los huesos, las venas. Ya no estaba en un lugar mágico.
Los padres de la joven le gritaban entre sollozos que no muriera, que siguiera luchando. El médico trataba de explicarles que la sobredosis había sido muy fuerte y que la joven tenía pocas probabilidades de sobrevivir.
-qué triste- dijo la enfermera que curaba las heridas infectadas del brazo de la joven, ya destrozado de tantas puyas –como una joven tan hermosa quedo consumida a causa de la heroína-
La joven tuvo otro espasmo y cayó en coma. La bella dama, ahora la bella durmiente, no podrá despertar.