En el claro del
bosque, bajo un calor reconfortante, se encontraba la dulce pareja admirando el
paisaje. Recostados entre las flores y contemplándose mutuamente. El apuesto
joven susurraba palabras al oído de su hermosa dama mientras acariciaba sus
risos. El momento era mágico y los dos sabían que no había nada en el mundo que
pudiera superar ese instante, su amor era tan grande que no necesitaban de nada
más. El era todo lo que ella quería y ella era todo lo que él había soñado. Las
aves cantaban y armonizaban el encuentro. El amante se acerco más a su bella
dama y empezó a besarla con ternura. Sujeto su cabello con más fuerza y empezó
a besarla con pasión. Casi sin aliento la bella dama respondió al beso con la
misma pasión.
La respiración de ambos se volvió cada vez más
agitada, y poco a poco se fueron despojando de sus ropas. Empezaron a rodar por
la suave grama mientras con cada instante que pasaba dejaban de ser dos
personas y se convertían en uno solo. El canto de su amor retumbo por todo el
bosque y el amante se volvió más violento. Al comienzo la dama estaba
extasiada, pero después de un tiempo, empezó a sentir dolor. El amante ya no
mostraba una cara dulce, ya no reflejaban ternura sus ojos. El cielo se empezó
a nublar y la lluvia arremetió contra sus caras. La bella dama temblaba y le
pedía a su amante con suplicas que se alejara. Con más violencia el amante la
inmovilizo e hizo caso omiso a sus palabras. El frio era tan fuerte que a la
bella dama le dolían los huesos, las venas. Ya no estaba en un lugar mágico.
Los padres de la
joven le gritaban entre sollozos que no muriera, que siguiera luchando. El
médico trataba de explicarles que la sobredosis había sido muy fuerte y que la
joven tenía pocas probabilidades de sobrevivir.
-qué triste- dijo
la enfermera que curaba las heridas infectadas del brazo de la joven, ya
destrozado de tantas puyas –como una joven tan hermosa quedo consumida a causa
de la heroína-
La joven tuvo
otro espasmo y cayó en coma. La bella dama, ahora la bella durmiente, no podrá
despertar.
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